Mantener tu hogar ordenado no es solo cuestión de estética. Numerosos estudios han demostrado que el orden físico influye en el orden mental. Un entorno ordenado favorece la concentración, la calma y el buen estado de ánimo. Por el contrario, un hogar caótico afecta a nuestra paz mental, dificulta las tareas cotidianas y añade estrés a nuestras vidas. ¿Te cuesta mantener tu hogar ordenado? Puede que estés cometiendo alguno o algunos de los errores de ordenación más comunes. Descubre cuáles son y cómo puedes evitarlos.
1. Acumular demasiadas cosas
La mayor enemiga del orden es la acumulación de cosas. Esto se aplica en todas las habitaciones de la casa y con todo tipo de objetos, desde la ropa hasta la comida, pasando por los objetos decorativos. Muchas personas tenemos tendencia a la acumulación y a la mayoría nos cuesta soltar lastre, es decir, deshacernos de aquello que no necesitamos. Tener muebles con capacidad de almacenamiento debe servirte para tenerlo todo mejor organizado, no como excusa para acumular más y más cosas.
Para evitar esta acumulación, lo mejor que puedes hacer es aprovechar cada cambio de temporada o cada limpieza a fondo para valorar lo que necesitas y utilizas y aquello de lo que puedes prescindir. Si te cuesta mucho, empieza poniéndote objetivos pequeños y medibles como, por ejemplo, deshacerte de cuatro prendas cada temporada o no dejar que ningún objeto decorativo entre en casa sin tirar, vender o donar otro antes. Con la práctica, podrás ir subiendo el listón.
En la cocina, acostúmbrate a no comprar dos o tres paquetes del mismo alimento cada vez. Es mejor ir comprando lo que necesitas cada semana. Así evitarás que los productos acaben caducándose y que colapsen tu despensa y tu nevera.
2. Situar muchos objetos a la vista
Para mantener el orden visual en tu hogar, es importante que solo muestres aquello que merezca la pena mostrar. Las casas sobrecargadas de objetos a la vista dan sensación de desorden, aunque todo esté en su sitio. Intenta seleccionar bien los objetos decorativos y evita un exceso de muebles con espacios abiertos, como las librerías, las estanterías o los percheros. No sucumbas a la tentación de convertir cada mesa o mueble en un espacio para dejar cosas encima.
3. No organizar los objetos en función de su uso
Aplica la lógica a la hora de ordenar tu hogar. Sitúa en las zonas de fácil acceso los objetos o prendas que más utilizas y relega a los altillos o canapés aquello que usas con menos frecuencia. No es práctico tenerlo todo a mano, porque dificulta mucho la tarea de encontrar lo que buscas en cada momento.
4. Ser inconstante
El orden en el hogar solo puede mantenerse con constancia. De nada sirve que cada cierto tiempo te pegues la paliza de ordenarlo todo a fondo, si luego en el día a día vas a dejarlo todo fuera de su sitio. Mantener pequeños hábitos de orden cotidianos es mucho más efectivo y menos costoso.
5. Ser demasiado exigente
Quien mucho abarca, poco aprieta. Exigirte demasiado en materia de orden puede ser tan estresante como vivir en el caos. Recuerda que hasta Marie Kondo ha reconocido que es imposible mantener la casa perfectamente ordenada cuando se tienen niños pequeños. No se trata de que todo esté siempre impecable, sino de establecer estrategias y rutinas que favorezcan el orden con el menor esfuerzo posible. Si tu hogar está muy desordenado, es mejor que te plantees pequeños objetivos y tareas asumibles. Pretender ordenarlo todo el mismo día es tan agotador como frustrante.