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Cómo mantener en orden una habitación infantil compartida

No siempre es posible que nuestros hijos puedan tener una habitación individual. Y si ya es difícil mantener ordenada una habitación infantil o juvenil, cuando es compartida todo se complica mucho más. Pero no te preocupes, que todo tiene solución. En este artículo vamos a darte algunos trucos que os ayudarán a mantener ese orden tan necesario. 

Para empezar,  estar juntos en una habitación no significa que deban compartirlo todo. Si cada uno siente que parte del espacio y de los muebles son suyos, además de ahorrarte más de una discusión o enfado, cuidarán mucho mejor de ellos. En este sentido, han de tener no solo su cama, sino también su propio armario, cajonera, escritorio y estantería o lejas. Así, aunque ambos estén en la misma habitación, tendrán la sensación de que solo comparten un mismo espacio, pero no quiere decir que todo sea a medias.   

No es tan difícil como suena. Lo más sencillo es dividir el dormitorio en dos y poner una cama en cada extremo. De esta forma podrás, por ejemplo, ofrecerles pintar sus respectivas paredes como más les guste, y  también ponerles sus propias lejas o estanterías colgantes. Es una buena manera de tener su parte de la habitación diferenciada y decorada en función de sus preferencias o de la edad que tengan. 

Otra cosa importante: en lugar de mesillas de noche, ponles unas cajoneras que hagan la doble función. Así tendrán también más espacio donde guardar sus cosas personales. 

Respecto al armario, más vale dos pequeños que uno grande a compartir a medias. Si la habitación dispone de uno empotrado e individual, una pequeña reforma lo podría convertir en dos. Si no lo tiene, es preferible que adquieras dos de menor tamaño y los pongas juntos.  Así cada uno tendrá un sitio para su ropa, sus juguetes y las cosas que necesiten guardar sin necesidad de defender su mitad del armario ante posibles invasiones del espacio por parte de su hermano o hermana, que siempre hay uno más ordenado que otro y eso puede ser motivo de disputas. 

Un pequeño arcón a los pies de la cama, por ejemplo, también pude añadir espacio de almacenaje. Y en cuanto a los escritorios, el argumento no varía. Cada uno ha de tener su propia mesa, silla y flexo. Y ha de ser a su gusto porque es importante que se sientan cómodos en su lugar de estudio. Si la mesa aporta cajoneras, mucho mejor.  Cualquier pieza extra de almacenaje es buena. No podrán ponerte como excusa que no tienen suficiente espacio donde guardar las cosas cuando las tienen por en medio.  

Una alternativa muy utilizada son las literas. Son ideales para ahorrar espacio horizontal. En este caso, la pared es compartida, pero queda más sitio libre en la habitación para trasladar a él los dos espacios diferenciados donde crear cada uno su propio rincón.  Todo lo demás es igual de válido: lejas, estanterías, armarios y escritorios propios, aunque en ese último caso deberán tener más cajones para compensar la ausencia de las mesillas de noche multifunción.

En resumen, una habitación compartida no tiene por qué ser más problemática a la hora de mantenerla en orden. Y seguro que va a ser una experiencia que a la larga van a agradecer, tanto por haber aprendido a convivir desde pequeños, como por los lazos emocionales que esa cercanía crea entre ellos, aunque  de entrada no lo vean así  y, probablemente, genere protestas y algún que otro desencuentro.

Si necesitas ayuda, nos encontrarás en tu tienda de La Factoría más cercana. Un consejo más: ven con ellos y déjales opinar porque si los implicas desde el principio en crear su habitación común, seguro que después se sentirán mucho mejor en ella. 

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