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Decora tu dormitorio al más puro estilo nórdico

El estilo nórdico, inspirado en la decoración propia de los fríos países escandinavos, hace ya tiempo que ha llegado a nuestras casas, aunque vivamos en zonas geográficas y climáticas tan distintas. Será porque nos atrae lo diferente, y porque su aire limpio, sencillo y puro nos acerca a la naturaleza y nos aporta una gran serenidad y armonía. 

En este artículo vamos a animarte a probar este estilo tan particular en una de las habitaciones de tu hogar: el dormitorio.  Hay tres elementos clave sobre los que  ha de girar todo lo demás para conseguir un resultado armónico que recuerde el tipo de diseño de interiores que predomina en el norte de Europa: la madera natural, los colores blancos o neutros y la sencillez, tanto en las líneas del mobiliario como en el número de piezas y objetos de decoración. 

Vamos a empezar por la madera. Tanto para el armazón de la cama como para las mesillas de noche o el armario, es preferible que sea maciza o de tableros de chapa, que lucen a sus pequeñas imperfecciones, nudos y vetas. En cuanto al acabado, puede estar cubierta con un barniz mate para añadir durabilidad. Ten en cuenta que respetar su estado natural va a aportar un toque de autenticidad muy especial. Respecto al tipo de madera, si atendemos a la vegetación propia del norte de Europa estaríamos hablando de abedul, fresno o roble, aunque puede proceder de otros árboles siempre que sean similares en apariencia. Hoy en día hay muchos acabados melamínicos con un acabado tan real que te costará diferenciarlo de la chapa, y a un precio inferior a la chapa natural, por si no estás en el momento de afrontar una inversión más elevada en tu hogar.

Las telas que van a vestir el dormitorio también han de ir en consonancia. Para la ropa de cama, las cortinas y los cojines, opta por el lino, el algodón o la lana. En cuanto a las alfombras, queda muy bien el ratán. Esta combinación de maderas y tejidos naturales crea ambientes limpios, elegantes y con mucha personalidad. Y más si entra en juego el segundo elemento imprescindible del estilo nórdico: los colores blancos y los tonos neutros. Pueden tener matices azules, verdes o marrones, que se avivan cuando incide sobre ellos la luz, pero nunca elijas tonalidades saturadas. 

El tercer elemento es la sencillez y la sobriedad. Seguir el conocido dicho “menos es más” te ayudará mucho a conseguir el efecto deseado. Lo ideal es que busques una estética minimalista y evites cualquier riesgo de sobrecarga que estropearía completamente la imagen de conjunto por mucho que se cumplieran las dos primeras premisas del estilo. No obstante, si cuentas con suficiente espacio, prueba a colocar, como piezas auxiliares, una cómoda ligera y una butaca, pero buscando siempre la armonía con el resto de elementos del dormitorio. 

Introducir lámparas de diseño en el techo y en las mesillas de noche suele ser un buen complemento. Igualmente, puedes poner un espejo en una de las paredes -los de marco de madera natural son muy apropiados- y algún cuadro con motivos geométricos, un recurso muy utilizado sobre todo en la cabecera de las camas.

Los países nórdicos viven en armonía con la naturaleza y trasladan a sus hogares esta actitud y esta manera particular de estar en el mundo. Está muy vinculada con la llamada filosofía Hygge, un concepto muy ligado al interiorismo pero que, 

en realidad, es un estilo de vida centrado en el bienestar, la hospitalidad y la relajación.  ¿Te animas a sumarte a la moda nórdica? Ven a tu tienda de La Factoría más cercana y te ayudamos en todo lo necesario para transformar tu dormitorio. Seguro que te dará tranquilidad y volverás a dormir como un bebé.

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