El dormitorio de nuestros hijos quizás sea una de las estancias de nuestro hogar que más ilusión nos hace . Aunque el tramo de edad es importante porque establece ciertas peculiaridades -no es lo mismo la niñez que la adolescencia-, por lo general es una parte de la casa que deja bastante espacio a la creatividad y la imaginación. En este aspecto, los colores juegan un papel muy importante.
Te damos a continuación tres consejos básicos que pueden ayudarte.
1. Intenta buscar la armonía
Una habitación puede ser muy colorida e incluso atrevida en los tonos pero transmitirnos una sensación de orden a la hora de combinar los colores, los muebles y los demás elementos del dormitorio. Lograr un adecuado equilibrio visual es posible si tienes en cuenta unos cuantos aspectos. Para empezar, elige dos o tres colores que combinen y juega con ellos. Ten también en cuenta las diferentes tonalidades de cada uno de ellos porque te van a ser útiles para conseguir esa armonía que te proponemos. Por ejemplo, los naranjas, los amarillos y los verdes, bien combinados, dan un resultado muy alegre y luminoso. Los azules, los blancos rotos y los tonos frambuesa también crean ambientes muy agradables con un toque un poco menos llamativo. Elige una combinación a tu gusto y no olvides que la búsqueda de la armonía incluye los muebles y otros objetos como las alfombras, las lámparas o los cuadros.
2. Juega con los estampados en las telas y en las paredes
Las paredes de los dormitorios juveniles permiten que te atrevas con papeles pintados de estampados divertidos y llamativos. Si esta es tu idea, procura que los muebles sean de tonalidades más sobrias para conseguir un cierto equilibrio a nivel visual. Por ejemplo, la cama y la mesa de estudio pueden tener tonalidades más neutras -blancos, arenas, grises- y dejar como mucho que algún elemento suelto dentro del conjunto tenga un color a juego con el estampado de las paredes –como, por ejemplo, la cajonera o el cabecero-. La ropa de cama y los cojines es recomendable que sean lisos y en sintonía con la gama de colores de las paredes. También puedes optar por el caso contrario: deja los lisos o neutros para las paredes y añade los estampados y los colores más llamativos para los muebles. Los actuales lacados te permiten escoger entre una amplia gama de colores diferentes.
3. Deja que tus hijos participen en la elección
Los colores, como los gustos, son algo muy personal. La mejor manera de lograr que tus hijos se sientan a gusto en su habitación es haber participado en su diseño. Todos sabemos lo importante que es para ellos su habitación, sobre todo cuando ya son adolescentes o van camino de serlo. Tener en cuenta su opinión asegura que se encuentren más cómodos.
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